La internacionalización es una de las palabras más de moda en el mundo empresarial. Sin duda, una de las economías emergentes que más posibilidades de crecimiento continúa ofreciendo es Brasil.
Un mercado con un gran número de habitantes y que, además, empieza a tener una clase media adinerada, gracias entre otras cosas al dinero acumulado por la clase obrera a raíz de la construcción de nuevas infraestructuras y obras públicas con motivo del Mundial de Brasil 2014 y los Juegos Olímpicos de Río. Por todo ello, es una buena idea pensar en emprender un negocio en el país de los carnavales. Para ello es necesario tener en cuenta una serie de recomendaciones:
- Lo primero que debes hacer es informarte sobre un abogado en la zona en la que tengas prevista instalarte. Esta recomendación es extrapolable a cualquier país. Lo cierto es que es imposible conocer todos los aspectos legales de una nueva cultura, con lo que contratar una asesoría legal en el país de origen es un gran punto de partida.
- Piensa bien qué negocio deseas abrir. A partir de aquí, y en colaboración con tu equipo o asesor legal, plantéate qué tipo de Sociedad es la que realmente se acomoda más a la idea que tienes en mente para emprender en Brasil. Las tres modalidades de empresa más comunes en el país carioca son:Elige primero una visa de turista, que puede extenderse hasta por un año, y posteriormente intenta solicitar una visa como hombre de negocios, la cual permite una estancia de hasta cinco años.
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- Sociedad Simple.
- Sociedad Limitada.
- Sociedad Comendataria.
- Sociedad Anónima.
El español no es portugués, ni a nivel de idioma ni tampoco a nivel de trato. Los caracteres y personalidad son diferentes, y necesitarás conocimientos de portugués a nivel lingüístico, pues el español no es tan similar al portugués como muchos consideran.
La inversión de pequeñas y medianas empresas mexicanas en Brasil asciende a cerca 32,000 millones de dólares. Según la Cámara México-Brasil (Camebra) los emprendedores mexicanos tienen oportunidades de incursionar en los sectores energético, automotriz, farmacéutico, medio ambiente, tecnológico y electrónico.
“No se trata de abrir una planta sino de ser proveedor de esos sectores y ahí las pymes mexicanas tienen mucho que ofrecer, por ejemplo tuberías para autos eléctricos, cascos, botas, indumentarias”, detalló Miguel Ruíz, presidente de la Camebra.
Otro de los sectores que representan una oportunidad es el textil. Aunque por lo general se piensa que ambos países compiten en ese sector “no es así, el mercado tiene segmentos para productos especializados de ambas naciones”, afirmó por su parte Miguel Ruíz, presidente de la Cámara México-Brasil.
De acuerdo con el representante comercial, si bien Brasil es uno de los mayores productores de mezclilla, México lo es de telas para el denominado segmento country y para un mercado de lujo, por lo que ambas naciones se complementan.
La búsqueda de mayor rentabilidad en mercados externos por parte de emprendedores mexicanos es una tendencia creciente en los últimos años, dijo la directora de relaciones públicas de la aceleradora de negocios Angel Ventures, Andrea Escalante.
“Salir a buscar oportunidades algo que vemos más y algunos países de América Latina se han convertido en opciones importantes para los emprendedores mexicanos”, afirmó.
Sin embargo antes de abrir un negocio en el mercado brasileño es necesario revisar al nivel de aranceles a la importación de productos mexicanos pues no existe un tratado de libre comercio de México con aquel país, además de considerar que existe una tramitología compleja, advirtió Ruiz.
En México el arancel promedio para productos brasileños es de 9.5% , y los productos mexicanos que entran en aquel país pagan un arancel promedio de 13.5%. Sin embargo, el tipo de cambio del real con el peso actual está favoreciendo a los mexicanos, por lo que el país sudamericano está recibiendo un mayor número de productos del extranjero.
Es fundamental contar con una buena asesoría y seguir las exigencias de las normativas brasileñas cualquiera que sea el tamaño de la empresa, señalo Ruiz.
El paso a paso
1.- Lo primero es conocer algo de la cultura de negocios del país y del idioma y “no caer en el error de creer que el español y el portugués son muy parecidos”, dice Ruíz.
2.- Es preciso definir con exactitud qué tipo de empresa se abrirá, ya que cada uno tiene sus exigencias legales particulares. La Sociedad Simple, Sociedad Limitada, Sociedad Anónima y Sociedad Comendataria son las principales categorías empresariales establecidas por la normativa brasileña.
3.- Es crucial establecer quién dirigirá la empresa, ya que de ello depende el tipo de visa requerida para ingresar e instalarse en el país. Muchos empresarios optan por quedarse solo durante el proceso de apertura de la empresa, designando gerentes brasileños y visitando Brasil solo ocasionalmente. Para ello solo se requiere una visa turística de un año de duración o una visa de negocios limitada a cinco años.
4.- Los empresarios extranjeros que deseen quedarse en el país deberán tramitar una visa de negocios permanente. Es recomendable comenzar por una visa turística (más sencilla de obtener) y continuar los trámites una vez establecidos en el país.
5.- La complejidad de los procesos de registro y obtención de permisos hace indispensable contar con el asesoramiento de un abogado brasileño que guíe al empresario en las etapas formales para crear la empresa, obtener beneficios tributarios y abrir cuentas bancarias, trámites, trámites que suelen llevar días.
6.- Una excelente forma de acelerar los procesos de autorización es establecer una unión con alguna empresa del país o contar con socios brasileños.
7.- Todos estos datos (nombre de la compañía, dirección, gerentes) deben ser dados al abogado para que complete los artículos de la asociación y realice el registro oficial de la empresa en la Junta Comercial. De esta forma se obtiene un número de identificación, el NIRE.
8.- Debe realizarse el registro fiscal a nivel estatal y federal, para adquirir la identificación CNPJ (Registro Nacional de Persona Jurídica) en la Secretaría del Ministerio de Hacienda. También debe pagarse la Tasa de Fiscalización de Estabelecimiento (TFE) y obtenerse el Auto de Licencia de Funcionamiento por parte de la Alcaldía Municipal.
Fuentes: