Póker y emprendedores; emprendedores y póker. Estamos ante dos términos en auge. El primero representa a un juego de naipes cuyo número de seguidores aumenta de manera vertiginosa; el segundo, el emprendedor, se refiere a esa persona que busca crear su propio negocio. El póker y los emprendedores, sobre la mesa, están alejados al operar en sectores muy dispares. O quizá no. Quizá haya una relación estable entre ambos mundos. Todo es cuestión de evaluar las posiciones sobre la mesa, como sucede cuando empleamos el vocablo hijack, que se refiere a la posición media que ocupa un jugador de póker sobre una mesa. Sin quererlo, vemos una primera coincidencia. Tanto en el póker como en los negocios, todo sigue unas normas, unas reglas, hay, en conclusión, una relación causa y efecto.
El póker suele asociarse como un juego de azar, pero la realidad es bastante diferente, ya que este histórico juego de naipes apenas otorga un gran protagonismo a la suerte. A diferencia de otros juegos, el azar se limita a tener una buena mano de cartas, pero, desde ese momento, será el jugador quién deba saber aprovecharse de ese reparto de naipes. O lo mismo sucede si no ha recibido unas buenas cartas. Es decir, el éxito en el póker se encuentra en el trabajo, en el esfuerzo, en el conocimiento y en las habilidades de cada jugador para explotar con el mejor éxito esas cartas que ha recibido al comienzo de la partida. Esta lectura puede hacerse con todas aquellas personas que se lanzan a la aventura del emprendimiento.
Habilidades y emociones
Normalmente, cuando el emprendedor obtiene cierta relevancia en su aventura empresarial suele achacarse a un golpe de suerte, pero, como sucede en el póker, esto es un significado equivocado. Detrás del éxito de todo emprendedor está mucho esfuerzo, mucha constancia, muchas horas dedicadas y también, cómo no, esa cierta intuición a la hora de planificar los negocios. Lo que viene a ser esa habilidad que tiene todo buen jugador de póker. La suerte, obviamente, es importante, pero su cuota de importancia no es tan elevada en comparación al resto de los factores descritos anteriormente. A ellos debemos sumar el elemento de contar con una buena estrategia. Este término es clave a la hora de llevar a buen puerto una partida de póker o un negocio. Y esto incluso va más allá. Todo buen jugador y emprendedor deben contar con la agilidad de cambiar y adaptar su estrategia inicial según vayan desarrollándose todos los acontecimientos.
Trazado, a grandes rasgos, estas primeras equivalencias, veremos algunas otras similitudes y aprendizajes que puede obtener todo buen jugador de póker de un notable emprendedor o viceversa. A esa comentada estrategia debemos unirle el factor de la competencia. Estudiar al adversario de enfrente de una mesa de póker o al emprendedor que se dedica al mismo sector que el nuestro es un elemento imprescindible a la hora de empezar el camino. El conocer a nuestros competidores nos permitirá establecer con una mejor certeza nuestra estrategia y nos ayudará a conocer nuestras virtudes y debilidades. Las primeras con el objetivo de explotarlas en nuestro beneficio; las segundas con el propósito de ocultarlas.
Tanto en el póker como en los negocios encontramos la gestión del dinero. Hay partidas de este juego de naipes que mueven miles de millones (no son todas, hay que matizarlo), como sucede igualmente en los emprendedores. Hay algunos que invierten más dinero que otros. En cualquier caso, unos y otros ‘juegan’ con su dinero y el objetivo no es ya ganar dinero (normalmente a largo plazo) sino no perderlo a las primeras de cambio. Por tanto, saber aplicar una buena gestión del dinero es un elemento clave. Asimismo, con este dinero que se tenga (sea una cantidad elevada o no), hay que saber maximizarlo para conseguirlo invertir de manera óptima, consiguiendo los máximos recursos que se puedan obtener.
El póker y el emprendimiento también son dos áreas en donde los sentimientos y las emociones desempeñan un cierto protagonismo. En ambos casos, el ser humano toma decisiones y si no consigue abstraerse de estos factores puede tomar decisiones equivocadas. El control de los sentimientos y de las emociones es fundamental a la hora de mantenerse con vida en estos sectores. Normalmente, conseguir esta situación personal no es relativamente sencilla y hay que practicar incluso con especialistas. Otro factor interesante de cierta coincidencia está en la atención y concentración que deben mantenerse a la hora de aprovechar las ocasiones que nos pueda deparar el mercado (en el caso de los emprendedores) o del desarrollo de una partida (en términos de póker). Esto entronca con esa intuición y habilidad a la hora de tomar decisiones. No resulta sencillo, pero si se consigue dar el paso adelante, quizá ganemos la partida de póker o nos anticiparnos a la competencia.
Esta relación también hay que verla desde la perspectiva del corto y largo plazo. Ni el jugador de póker se convierte en un experto en apenas unos días ni el emprendedor domina el negocio en cuestión de meses. Sentirse solventes en ambos terrenos requiere de completar con paciencia y esfuerzo esa conocida como curva de aprendizaje. Aunque nos sintamos preparados, nunca habremos aprendido lo suficiente para manejarnos con absoluta soltura. Dentro de este proceso debemos englobar todo lo comentado en líneas anteriores, puesto que esos factores se repiten con cierta asiduidad cada vez que completamos una etapa de ese crecimiento personal y profesional. No olvidemos que los jugadores de póker también son una especie de emprendedores, en el negocio de las cartas.
Finalmente, tanto unos como otros deben saber con absoluta certeza que habrá momentos de dificultades y de debilidades, a las que uno deberá enfrentarse con la mejor de las actitudes y aptitudes a la hora de superarlas. Y esa máxima de una retirada a tiempo es una victoria suele estar muy presente en ambos sectores; como esa otra de que el éxito espera a aquellos que insisten e insisten en este camino del emprendimiento.