No tomaron la Bastilla, pero conquistaron el Cabaret Sauvage, que quedaba por allí cerca. Fueron en total unos treinta, entre emprendedores, innovadores y conectores «Made in Spain». La delegación más nutrida, después de la francesa, en el Ouishare Fest que ha convertido el parque de La Villette en inmejorable y delirante muestrario de la economía colaborativa.
Al fin y al cabo, nuestro país se ha convertido en uno de los motores de Ouishare, la comunidad internacional con epicentro en París, que en poco más de un año ha provocado una fulminante reacción en cadena en Europa y América.
«Es increíble la cantidad de iniciativas que están surgiendo en España», certifica el cofundador Antonin Léonard a pie de obra. «La crisis ha impulsado a la gente a buscar soluciones, pero también ha influido mucho el poder de las redes sociales y la mentalidad de la gente de nuestra generación, entre los veinte y los treinta, habituados como estamos a funcionar de otra manera».