Poner en marcha cualquier negocio es algo relativamente fácil; lo complicado es enfocar los servicios o productos que se suministran o venden, a lo que el público desea o necesita. Por ello, una buena manera de adelantarse a la demanda es someter a prueba o control la oferta disponible antes de entrar en el mercado de forma definitiva.
En la actualidad es mucho más fácil emprender un negocio gracias a las nuevas tecnologías y al conocimiento de las diferentes estrategias posibles para llegar a la clientela. Uno de los métodos más tradicionales, pero no por ello menos efectivo, es basarse en lo que se considera como el método de prueba-error, es decir, poner en marcha de forma aparente un negocio y testear la acogida de los clientes frente al mismo.
Este procedimiento que se lleva haciendo desde hace cientos de años, no deja de ser un acercamiento a la demanda y posible oferta de toda la vida, pero ahora se utilizan estrategias más marcadas y rápidas, con la ventaja de que no se tiene que elaborar el producto o servicio en cuestión, si los testeos de acogida no son favorables. Esto entraña un considerable ahorro para los emprendedores.
Conocer la demanda y enfocar la oferta
La metodología lean startup es toda una revolución en ese sentido, ya que se basa en la importancia de testear el modelo de negocio que se va a poner en marcha antes de montar la empresa en sí.
Cualquier idea de negocio se puede testear en la actualidad de una forma rápida, y sin que para ello sea necesario darse de alta como trabajador autónomo o formar una sociedad. En el caso de querer vender un producto, del tipo que sea, la metodología lean startup recomienda poner en marcha una landing page (conocida también como página de aterrizaje), donde se podrá encontrar toda la información del producto a vender, sus características, modelos, etcétera.
Seguidamente se debe realizar una campaña de ventas en las diferentes redes sociales que se determinen para comprobar si los potenciales clientes pueden estar interesados en el producto en cuestión, y si acceden a la web en busca del mismo.
En este aspecto, también es fundamental comprobar hasta qué punto las visitas acaban en compra, es decir, si los posibles clientes acaban realmente haciendo el pedido. En este paso también se puede jugar con los diferentes precios que se barajan para el producto en cuestión.
Hasta este momento, todo se realiza de forma virtual, puesto que el producto aún no existe, pero ya se puede comprobar si será del interés de los futuros clientes.
Llegar a los potenciales clientes invirtiendo menos
Esta metodología ya se pone en práctica por parte de muchas empresas con las llamadas plataformas de crowdfunding. De esta manera se ahorra tiempo y costes, puesto que el producto aún no está fabricado y no se necesita tener un stock mínimo para comenzar a vender. Para probar, solo es necesario poner en marcha una landing page y hacer anuncios.
En el caso de que la idea del producto guste, tenga éxito y se comiencen a realizar pedidos por parte de los clientes, sólo será necesario responderles que no hay existencias y se les devolverá de forma inmediata el dinero. Con este método, el nuevo emprendedor se podrá hacer una idea más o menos clara sobre el número de ventas que se obtendrían, lo que costaría la adquisición de clientes a nivel de publicidad, etcétera.
Lo cierto es que este método cada vez es más popular, principalmente porque aporta un gran número de ventajas, siendo la más destacada, el ahorro. Gracias a esta nueva modalidad, los emprendedores tienen la posibilidad de conocer cómo sería gestionar su propio negocio, manejar técnicas respecto al análisis de la competencia para destacar sobre ella, y sobre todo, tener claro cómo será el comportamiento del público ante un producto o servicio, antes de lanzarlo al mercado, y realizar una inversión que no siempre llega a buen puerto.
Fuente: Desarrollonegociodental.es