Corría el uno de enero del 2002 cuando el euro, moneda oficial de los diecinueve países que componen la conocida como eurozona, conjunto de países que a la vez forman parte de la Unión Europea, comenzó su andadura, en un principio de la mano con la moneda fiat de cada país que la adoptó, pero poco tiempo después en solitario.
Aquel lejano día de año nuevo, desde el cual ya han pasado veinte años, el euro valía menos que el dólar estadounidense, moneda con la cual forma el par mayor más popular del forex, que además de ser uno de los instrumentos más populares del trading online, forma de invertir que utiliza el apalancamiento y para la cual es recomendable tener experiencia en mercados volátiles, es el mercado de intercambio de divisas, mercado que además de ser el mayor del mundo también es fundamental para que funcionen muchos otros, especialmente aquellos que dependen del comercio internacional, dado que si los países que comercian entre ellos no comparten moneda, el comprador debe cambiar su divisa por la del país vendedor, a menos que éste acepte otra divisa como el euro o el dólar, monedas que al ser de las consideradas fuertes suelen ser admitidas, no en balde se utilizan, o utilizaban hasta las sanciones contra Rusia, como moneda de reserva, tanto por entidades públicas como privadas de todo el mundo.
Salvo el tiempo que medió entre su implementación y finales del 2002, el euro siempre ha cotizado por encima del dólar, aunque en ocasiones ha estado a punto de rozar la paridad.
El comportamiento del par EUR/USD
Como ya se ha dicho, aunque durante los primeros meses de vida de la moneda europea esta cotizó por debajo del precio del dólar, rápidamente igualó y superó el valor de la moneda estadounidense, hasta tal punto que a mediados del 2008 el euro llegó a valer poco más de 1,5 dólares, lo que quiere decir que si se toma la cotización máxima del euro contra la cotización actual del par EUR/USD, la moneda de la eurozona ha perdido con respecto a su homóloga norteamericana cerca de un treinta por ciento de su valor, dato que a su vez sirve para ilustrar el hecho de que incluso la moneda fiat dependiente del Banco Central Europeo, un organismo que una parte de la comunidad de analistas financieros podrían tomar como paradigma de la ortodoxia y estabilidad económica, puede ser enormemente volátil, hasta tal punto que frente a una divisa, el dólar, que se ha impreso en cantidades ingentes durante los últimos años, no ha dejado de perder valor durante los últimos catorce años, con altibajos, por supuesto.
En cualquier caso que el euro y el dólar acaben alcanzando la paridad puede no ser tan importante teniendo en cuenta que en el ámbito económico parece que el mundo se encuentra ante un futuro escenario multipolar, en el cual el dólar y el euro terminen por perder parte de su cuota de mercado, de la misma forma que ocurrió hace no demasiado con la libra esterlina, una moneda que perdió su papel de moneda de reserva mundial a pesar de que todavía conserva un valor muy alto, mayor que el euro o el dólar.
¿El fin de la hegemonía del dólar?
Si bien es cierto que al dólar se le ha dado por muerto en numerosas ocasiones, en este momento la concatenación de una pandemia y las sanciones para castigar al esfuerzo de guerra ruso (Rusia inundaba Europa de dólares gracias a sus ventas de materias primas a medio mundo), unido a la intención de China y Rusia de desengancharse en parte de la moneda estadounidense en favor de, por ejemplo, la moneda china (al menos es la intención de Beijing, porque otros países podrían optar por una tercera vía, quizás empleando criptomonedas) podrían suponer un duro desafío para el dólar, más si cabe si se tiene en cuenta que la amenaza de China de superar en breve el PIB estadounidense es muy real.
Pero lo cierto es todavía es muy pronto para dar al dólar por desbancada, al fin y al cabo sigue siendo la moneda preferida incluso por aquellos países que están abiertamente enfrentados a la hegemonía de Washington, a no ser que, como ocurre en el caso de Rusia, tengan directamente cortado el uso, que no el acceso, al dólar.