La Unión Europea presentó hace poco un documento denominado “Entrepreneurship 2020”’, que pretende recoger los principios que deben regir el emprendimiento que debe darse en el viejo continente.
La Unión Europea lleva cierta desventaja con otras economías industriales avanzadas, en lo que respecta a las medidas básicas de iniciativa empresarial e innovación.
Ya en 2003, la Comisión Europea publicó un libro verde como respuesta a los bajos índices de creación y crecimiento de empresas respecto a otras economías.
En este punto ya se recalcaba la baja apuesta por la formación empresarial que hacen las empresas europeas, un mal mucho mayor si nos centramos en economías como la española.
El sistema de formación empresarial español cuenta con la posibilidad de acceder a cursos bonificados a través de la entidad FUNDAE, es una posibilidad que no utilizan la mayoría de las empresa y sobre todo las pequeñas empresas, emprendedores y startups.
Esta formación puede supone realizar cursos a coste cero, gracias a los cursos fundae.
Además las empresas española tienen serios problemas para poder abrirse mercados exteriores, obviamente la primera media sería formar a los trabajadores en comercio exterior.
El emprendimiento sigue siendo un tema donde la vieja Europa parte con una clara desventaja, así en por ejemplo, una mayor proporción de adultos estadounidenses, canadienses y australianos en edad de trabajar se dedicaron a la actividad empresarial frente a sus coetáneos europeos.
En este sentido, hay que destacar la excepción que se da en países como Estonia y Letonia, donde se rompe la tendencia anterior.
En estos países se da un marco diferenciador y favorable respecto al emprendimiento en aspectos tales como la educación, acceso a la financiación, marcos reglamentarios, culturas jurídicas y empresariales.
La Comisión Europea ha intensificado sus esfuerzos en este ámbito en los últimos años, lo que supuso la creación en el 2012 del Plan de acción «Espíritu de empresa 2020».
El plan se centraba en tres prioridades:
- Mejorar la educación y formación empresarial.
- Eliminar los obstáculos administrativos.
- Fomentar la cultura del emprendimiento.
En este sentido Entrepreneurship 2020 ha tenido éxito en la medida en que ha aumentado la importancia general de la cuestión de la educación empresarial.
La iniciativa merece elogios por el renovado interés de los círculos políticos, si bien las trabas administrativas al emprendimiento son todavía muy importantes por parte de las administraciones de los países miembros.
Sin embargo, los sistemas educativos todavía están lejos de favorecer el emprendimiento.
Se resisten a propuestas más radicales como la educación financiera obligatoria, mientras que los profesores carecen de los recursos y la formación necesarios para enseñar temas de actualidad económica.
La educación pública o reglada contrasta con las iniciativas privadas en formación, que sí están recogiendo correctamente las necesidades formativas que requiere una economía global, y en particular la relacionada con el emprendimiento.
Afortunadamente en la red se puede encontrar buenos recursos formativos para los emprendedores, muchos de ellos se tratan de cursos online y virtuales.
«Entrepreneurship 2020» puso un énfasis estratégico en las iniciativas en las universidades y en el aprendizaje entre iguales, pero los resultados de los programas parecen haber sido desiguales.
Mientras que el programa Erasmus para jóvenes empresarios sigue creciendo, con el objetivo de ofrecer 10.000 intercambios empresariales que vinculen a empresarios europeos jóvenes y ya establecidos para 2020.
El programa Yep! Project, una puerta de enlace digital y una red formada con el mismo fin – y citando explícitamente el plan 2020 en su página web – prácticamente no tiene presencia en línea.
Su página web ni tan siquiera ofrece servicio actualmente.
En definitiva, queda mucho por hacer en el emprendimiento europeo, quizás un esfuerzo por fomentar la cultura empresarial.
En España, sigue habiendo gente joven y no tan joven con la mentalidad de ser funcionarios antes que promover su propio negocio, y en definitiva cualquier economía tiene que tener un sistema de emprendimiento vivo, tanto a nivel joven como maduro.
El emprendimiento, más bien la falta de él, es un problema de toda la Unión Europea donde lamentablemente España ocupa puestos de honor.