Durante muchos años el dinero en efectivo ha sido la forma de pago por excelencia, pero los tiempos cambian y los métodos también. A día de hoy las transferencias, las tarjetas de crédito, de débito y los sistemas de pago a través del móvil permiten el traspaso de dinero de múltiples maneras.
Por todo ello, el uso del dinero en efectivo ha ido disminuyendo y más ahora con la crisis del coronavirus, ya que muchos sectores aconsejan pagar, siempre que sea posible, de forma digital.
Pese a esto, para muchos ciudadanos, el uso de dinero en efectivo todavía sigue siendo su primera opción a la hora de realizar un pago. Muchos prefieren sacar su dinero de sus cuentas bancarias y realizar sus pagos con dinero metálico. Pero es cierto que, si comprobamos los datos generales, el dinero electrónico y las operaciones con tarjeta son superiores a las realizadas con efectivo.
En 2008 existían más de 60.000 cajeros en nuestro país, mientras que a finales del pasado año apenas se pasaba de los 50.000. En cuanto a la cifra de TPV en el mismo periodo, se ha pasado de 1,5 a 1,9 millones.
Pero, y con todos estos datos sobre el papel, ¿conviene que desaparezca el cash? Y, ¿cómo afectaría a la sociedad? Diferentes expertos en sectores económicos, bancarios y de descuento de pagarés urgente, coinciden en una serie de consecuencias que la desaparición del dinero en efectivo podría originar.
– Disminución de la privacidad. A día de hoy realizamos muchas transacciones con tarjetas de crédito o mediante aplicaciones, por lo que todo queda registrado. Al hacerlo a través de dinero en efectivo, este control no existe.
– El uso de la tecnología asociada a las formas de pago podría dejar fuera a personas que no tengan acceso a las mismas o no sepan utilizarlas. Sin ir más lejos, la ausencia de Internet en muchos puntos de nuestro país podría generar dificultades. Por eso, muchas zonas rurales sin acceso a Internet podrían quedarse sin este servicio.
– Los menores de edad reducirían su actividad económica si no cuentan con dispositivos móviles o cuentas bancarias. Por ejemplo, para juntarse con amigos y comprar un refresco o un aperitivo, si no existiese dinero en efectivo, necesitarían la presencia de un tuto o progenitor.
– Depender totalmente de una economía electrónica nos hace vulnerables y podríamos quedarnos sin dinero si fallase la electricidad, si se cayese Internet o si surgiesen ciberataques.
Estas son algunas consecuencias de la desaparición del dinero en efectivo, algo que no se sabe si ocurrirá a corto o a largo plazo. Lo que si se sabe es que muchos negocios se están reinventando y cambiando sus métodos hacia una digitalización que permita el pago mediante tarjeta y de forma online. Por ejemplo, imprentas, empresas de restauración o alternativas a la banca como los descuentos de pagarés online, ya se han pasado al mundo digital para que los usuarios contraten sus servicios o paguen sus productos a través de sus tarjetas.