Cuatro conceptos muy sencillos son fundamentales a la hora de dar el paso de comenzar a confiar en los demás cuando la empresa se escapa del control de una única persona.
Es demasiado temprano en 2014 para premiar ‘la frase del año’ pero algunos pensamientos ya se dibujan como claros candidatos a este galardón extraoficial. La personalidad que ha sido más madrugadora a este respecto ha sido Pierre Omidyar, fundador de eBay.
“Cuando comencé a trabajar como ingeniero de software, tenía el listón muy alto y, normalmente, sentía que la otra gente no los cumplía. Pero con el paso del tiempo me di cuenta de que incluso si los compañeros de equipo no hacen todo exactamente como quiero, si lo hacen a un 80% es genial” aseguró Omidyar en una entrevista para Inc.
Al preguntar la razón, aseguró que “eran cinco, y cinco veces el 80% es mucho más que el 100% que yo puedo dar. Eso me hizo aprovechar a mis compañeros”. Pero se trata de algo difícil de hacer.
Desde una perspectiva externa es común dar por hecho que trabajar con otros es la cosa más sencilla del mundo, y no se entiende lo complicado que puede llegar a ser hasta que se lleva a cabo.
La gestión, incluso cuando la lleva una única persona, es difícil. Los emprendedores que se echan mucha responsabilidad y trabajo sobre sus espaldas coinciden, según el colaborador de Forbes Paul B. Brown, en que se han vuelto tan productivos como han podido y que, a partir de ahí, trabajar con otros ha sido el siguiente paso lógico. Es, por lo tanto, un paso ineludible y para lograr exprimir la máxima productividad del trabajo en equipo, es necesario tener en cuenta cuatro sencillas ideas.
1. Comenzar poco a poco
Brown cuenta que conoce a la CEO de una compañía de 5 millones de dólares que no tiene asistente personal. Al principio porque no había suficiente trabajo que delegar. Cuando la compañía creció, se negó a contratar uno porque le “parecía pretencioso” y después de que la expansión se llevase a cabo se negó a tener a otro subordinado directo. Su propósito para 2014 es contratar a uno que sea su segundo al mando.
2. Lento, pero seguro
Se puede comenzar delegando responsabilidades a la gente en la que ya se confía. La persona al cargo del almacén puede encargar los pedidos. Quien se encarga de la recepción organizar los fines de semana o la recepción nocturna de pedidos. Ese tipo de cosas.
3. Establecer un precio límite
Una de las grandes razones por la que los emprendedores se muestran reacios a delegar es que el coste aumenta, sobre todo si se cede el poder de decisión sobre los pagos. Si ese es el caso, ha de establecer un límite presupuestario para cada persona a la que se otorgue autoridad a ese respecto. A medida que el emprendedor se sienta más seguro y confíe en sus subordinados, flexibilizará estos presupuestos.
4. La diversidad es buena
Es recomendable optar por gente con diversos caracteres y experiencias previas, según aseguraron a Brown los emprendedores a los que encuestó. Por ejemplo, los veinteañeros sugerirán sin margen de error que las nuevas tecnologías que se pueden usar para hacer más efectivo un proyecto.
Pero, posiblemente, el mejor consejo es releer la cita de Omidyar. Incluso aquellos que no hacen todo como quieres, si están cerca, harán más de lo que puede hacer una única persona.
Fuente: Intereconomia