Más de la mitad de las nuevas ‘start-ups’ no logran cumplir tres años. Además, dos de cada tres deben cambiar su planteamiento inicial por uno radicalmente diferente. Montar un proyecto emprendedor, por tanto, no es garantía de éxito.
Una de las razones que los expertos achacan a esta alta mortalidad es que la mayoría de emprendedores acaban por enamorarse de su producto, se obsesionan con elaborar un plan de negocio detallado y desatienden un factor clave: cómo satisfacer las necesidades de su mercado.
El método ‘Lean Startup’ ofrece, frente al planteamiento tradicional, una nueva perspectiva que enfatiza la necesidad de ofrecer productos y servicios que cubran la demanda de sus clientes, sin que el emprendedor deba realizar una gran inversión ni buscar mucha financiación inicial.
Nacido en 2008 de la mano del emprendedor estadounidense Eric Rise, el método Lean Startup se ha convertido en un fenómeno sociológico a escala planetaria. Pocos son los gurúes que no lo mencionan en congresos, y cada vez más ‘start-ups’ lo asimilan como manual estratégico.
Curtido en varias compañías tecnológicas, Rise plasmó su experiencia como emprendedor en una obra en la que trató de «sensibilizar» al mundo empresarial, no sólo de la importancia de ofrecer un producto o servicios diferenciados de la competencia, sino también sobre el modo en el que se piensa el consumidor, y a su percepción real sobre sus productos.
«Plantea eliminar la pérdida de tiempo y esfuerzo que dedica el emprendedor a desarrollar y perfeccionar ideas de negocio que luego no prosperan, para poner el foco en satisfacer las necesidades de sus clientes y del mercado», explica Javier Ruiz, investigador del área de Business Transformation en Tecnalia.
Esta corriente de pensamiento empresarial nace de la pregunta de si el emprendedor debe o no crear productos que «resuelvan necesidades reales» de los consumidores. Una vez resuelta esta cuestión, en la que el autor aboga por priorizar el mercado sobre el producto, Rise desarrolla en tres fases su método de trabajo.
Tres fases
En la primera el emprendedor debe comprobar si el problema que trata de resolver con su proyecto es real o no. Es decir, identificar cuáles son los clientes dispuestos a «pagar por sus servicios». En paralelo debe preparar y lanzar al mercado un producto «mínimamente viable» que responda a las necesidades de ese mercado.
«El emprendedor no debe centrarse tanto en desarrollar un plan de negocio o perfeccionar su idea. Debe pasar a la acción y ver si su solución encaja perfectamente con las necesidades de sus clientes potenciales», describe el experto de Tecnalia. Una vez acometidas estas dos primeras fases, el nuevo empresario tendrá que llevar a cabo diferentes pruebas y ensayos, y experimentar con su propio producto para comprobar si el «feed back» –la respuesta que recibe de su mercado– es positiva o no.
Esta operación le ayudará a saber si su idea de negocio se adecúa o no a las demandas del mercado o si debe cambiar de estrategia. «La clave reside en que debe realizar mediciones continuas del impacto de su producto y, en caso de que éste no sea bueno, saber pivotar para readecuar su servicio a las exigencias de sus clientes», subraya Ruiz.
A multinacional
La empresa española Ticketbis es un ejemplo de éxito de la aplicación práctica de esta metodología. Esta joven ‘start-up’ bilbaína, especializada en la compraventa de entradas por internet, ha logrado disparar su facturación en solo tres años de vida.
Ha pasado del millón de euros inicial a los 12 millones que logró ingresar en 2012, fruto de una agresiva campaña de internacionalización que la ha llevado a liderar este sector en Europa y Latinoamérica. «El 70% de nuestra facturación procede del extranjero. Y hemos logrado captar a seis millones de clientes en el mercado de la venta de entradas por internet», explica con orgullo su CEO, Jon Uriarte.
Para llegar a este éxito comercial la ‘start-up’ apostó desde su nacimiento por seguir las pautas marcadas por el método ‘Lean’, de la mano de la firma tecnológica Gailen, que los asesoró en su aplicación. Durante los primeros meses, reconoce Uriarte, no fue muy efectiva, ya que su interés estaba puesto en cuestiones como «la inversión global que debíamos acometer para dar salida a nuestro producto, o cuánto tiempo nos llevaría su aplicación para tener un éxito comercial», recuerda.
Un apoyo para enfocar el negocio
Sin embargo, a medida que conocieron en profundidad el método ‘Lean Startup’, los responsables de Ticketbis reconocen que su «inmersión» les sirvió para «reenfocar correctamente nuestro negocio, y para encontrar un retorno económico a nuestra apuesta empresarial en el menor tiempo posible».
Tras tres años de convivencia con esta metodología, el CEO destaca que le ha valido para crecer como empresa y convertir su proyecto en una multinacional con oficinas de ticketing online en todo el mundo. No obstante, también reconoce que, como todo método, éste también tiene sus puntos débiles.
No permite a los emprendedores disponer de una receta «mágica», aclara, que ayude a crear un negocio con el éxito garantizado. «A nosotros nos ha funcionado, pero no lo hemos aplicado literalmente porque sabemos que no deja de ser un producto que paquetiza conceptos de marketing; lo relevante para nosotros son los principios de cambio de mentalidad que transmite», concluye.
Fuente: Elcorreo.com