Cuando hablamos de la opción de poder comprar vehículos usados seguros estamos haciendo referencia a una gran variedad de ellos porque si bien es cierto que los utilitarios son los más demandados no lo es menos el que otras tantas personas, incluso por sus trabajos, requieren de camiones, furgonetas, autobuses o caravanas.
Todos ellos también se pueden encontrar en el mercado de segunda mano y es muy importante estar atento a una serie de consejos para asegurarse que la compra es tal y como uno se espera. He aquí las medidas a tomar para evitar fraudes.
- Contar con una referencia. Siempre que sea posible es mejor hacer la compra a alguien que sea conocido o a una empresa que de confianza. Por Internet se anuncian muchos particulares de los que no se sabe nada y ya se han detectado muchas estafas. Siempre hay que optar por la navegación en páginas web seguras y que cuenten con todos los papeles en regla, tanto los suyos propios como las del vehículo que se va a adquirir.
- Desconfiar de los precios irrisorios. Si algo es demasiado bueno para ser verdad suele ser porque, en realidad, no lo es. Por supuesto, resultan muy llamativos los anuncios en los que se pueden ver vehículos por un precio mínimo, pero esto no tiene ningún sentido, si se piensa bien. O bien hay que leerse la letra pequeña y al vehículo le ocurre alguna cosa o bien no existe tal vehículo y lo único que se trata de sacar es una ganancia a través de una estafa.
- No hay que adelantar pagos. Seamos serios, de llevarse a cabo la venta hay que verla a ésta como cualquier otra transacción y, por lo tanto, habrá que firmar una serie de papeles que acrediten el intercambio de ese bien por el dinero acordado y donde figuren todos los datos tanto de uno como de otro. De hecho, siempre es importante exigir que el vendedor se pueda identificar (bien mediante una empresa o bien como particular) para saber con quién se está tratando.
- Hacer una prueba. Es importante que antes de llevar a cabo la transacción, se pueda poner a prueba el vehículo en cuestión. Esta es la mejor manera de asegurarse de que todo funciona como es debido. Si se niegan a ello, también hay que desconfiar.
- Llevar a cabo una revisión. Si se sabe algo de coches y mecánica, mejor que mejor. De no ser el caso, siempre se puede pedir a un mecánico que haga ese trabajo. Éste estará pendiente de una serie de factores vitales como pueden ser el motor o la refrigeración. También se suele mirar el cuentakilómetros para saber las distancias que dicho vehículo ha recorrido. Como esto último se puede alterar, es aconsejable pedir los papeles del vehículo para saber el año en el que se compró originariamente y echar un vistazo a los informes sobre los cambios de aceite. Con estos últimos se puede hacer una aproximación, si fuera necesario.
- Informe en la DGT. Con toda la documentación en mano también toca dirigirse a la Dirección General de Tráfico para que ésta confirme que la información que se tiene y la que a ellos les consta, coincide. Además, también se sabrá así si hay o no problemas por el cambio de titularidad.